Hace un rato abrí de nuevo la inquietante pestaña de “New post” y estuve media hora escribiendo con entusiasmo sobre el reciente escándalo en el mundo de los saltos de esquí: las trampas con los trajes del equipo noruego. En ese texto, ahora completamente eliminado (incluso del apartado “Drafts”) contaba cómo me había aficionado a los saltos de esquí durante la pandemia en 2020 y cómo había dejado de seguirlos cuando me mudé a Noruega en 2024. También contaba cómo conocí a un profesor de la Universidad de Oslo que antes de dedicarse a investigar sobre literatura y cine había sido saltador. Y algunas otras cosas sobre mi vida en Noruega y sobre la belleza de los saltadores volando sobre las colinas nevadas, como fuera del tiempo. Era un texto prometedor que me ha agotado antes de que pudiera acabarlo. Mi derrota ha llegado al enfrentarme con la parte en la que contaba la polémica, los datos que se conocen en este momento y cómo se han ido sucediendo los acontecimientos. Quería sorprenderos a todos con una noticia deportiva, algo muy inesperado en esta newsletter pero que, por cómo lo contaba seguro os iba a interesar, o eso es lo que yo creía antes de borrarlo. Sin embargo, otra vez me encuentro escribiendo sobre la imposibilidad de escribir, muy cansada un viernes a las 11 y pico de la noche, incapaz de leer los tres libros que tengo a medias o de ver esa película que dije que iba a ver hoy (lo que dije es que iba a ver una “película larga”). Incapaz también de seguir los textos que no publico aquí pero son importantes. Esta semana, en general, me he sentido incapaz de muchas cosas, pero sobre todo de seguir conversaciones. Ni en inglés ni en noruego, no entiendo nada. Sufro de un síndrome de caos lingüístico-existencial.
Aunque no todo es oscuridad, he estado trabajando en mi tesis hasta las 10 y media de la noche, avanzando con una tarea muy sencilla, pero necesaria, como es anotar las diferencias en la ordenación de escenas de una de las adaptaciones que estoy analizando. Es un trabajo agradable, parecido al de corregir exámenes porque está en el punto medio entre lo mecánico y lo intelectual. Leo el texto de Ibsen, anoto el orden y una frase que resuma el contenido y luego leo el texto adaptado y hago lo mismo. Es extraño que esté haciendo esto a estas alturas, probablemente debería haberlo hecho al principio, pero hay muchas otras cosas que hacer más importantes e interesantes que fijarse en la ordenación de las escenas y simplemente decidí posponerlo. La decisión de qué hacer a continuación es la mayor dificultad cuando escribes una tesis doctoral. Aunque conozco a gente que dice “he escrito el capítulo uno” y unos meses más tarde dice “he escrito el capítulo dos”. Toda mi admiración. Yo me encuentro siempre en un cruce de caminos infinitos. Hace unos días leía Desde la ventana de Carmen Martín Gaite al darme cuenta de que podía considerarlo un intertexto al mismo nivel que Casa de muñecas, y me estaba gustando tanto que cuando llevaba un rato subrayando fragmentos me di cuenta de que estaba subrayando por encima de mis posibilidades, marcando como importante todo lo que me emocionaba y no lo que necesitaba. Ni siquiera acabé el libro porque me abrumó mi falta de planificación. Hace unas semanas leí durante días sobre la historia del teatro político y, sobre todo, su vertiente relacional. Me habría quedado ahí pero tengo que aprender a decir basta. Y dije basta una vez más antes de acabar lo que estaba leyendo. Y yo sé que esa no es la forma de decir basta. Debería saber extraer lo importante, anotarlo, utilizarlo en mi análisis y pasar a otra cosa. Pero nado en un mar de citas, fragmentos e ideas y acumulo documentos que dicen más o menos lo mismo con mínimas modificaciones. No sé cuidar mi jardín de conocimiento.
“La metáfora del amor como cárcel, presente en toda la literatura universal desde el Renacimiento, se extiende en las mujeres de carne y hueso a las barreras que el mundo le pone para expresarse. Su voz auténtica siempre surge, cuando surge, tarada por el pudor a hablar de los propios sentimientos que sus carceleros les han venido inyectando desde tiempo inmemorial, junto con el menosprecio hacia sus capacidades intelectuales. Por eso es tan escaso el caudal de palabras de primera mano que nos han llegado desde una cárcel de amor femenina.”
Carmen Martín Gaite
Un periodista polaco publicó el 8 de marzo un vídeo en su cuenta de X en el que se veía al entrenador y al sastre del equipo noruego cosiendo los trajes después de haber sido revisados, es decir, manipulándolos de manera ilegal para introducir alguna modificación que beneficiara a sus saltadores. El vídeo estaba grabado de noche y a escondidas tras una cortina. Este fue el inicio del escándalo, un comienzo a mi parecer de lo más emocionante a nivel narrativo. A lo largo de los días se han ido sucediendo los acontecimientos de manera algo caótica como suele pasar en este tipo de situaciones. Como, finalmente, yo no voy a contar aquí qué es exactamente lo que ha pasado podéis escribir en Google “Ski jumping scandal”. Os lo recomiendo.
El título de esta entrada dice “poema” y, de momento, no hay ninguno.
Hice un esquema, un buen esquema. Espero comentarios. Tengo miedo. Pero era un buen esquema y he hecho algunos avances. He encontrado tres palabras clave y he rellenado páginas con ideas. ¿Es este texto demasiado personal? No me gusta hablar del contenido de mi tesis. Casi nunca nadie me pregunta sobre eso, preguntan sobre otros temas colindantes. En realidad poca gente sabe en qué consiste hacer un doctorado y eso es una suerte. Es extraño que considere demasiado personal el hablar del contenido de mi tesis y no aquel texto que mandé en enero super triste tras pasar la Navidad en Madrid y pensar en todo lo que me estaba perdiendo. También se me ocurrieron algunos títulos de broma que compartí con mi amigo Álvaro. Uno de esos títulos empezaba así “El Doctor Stockman vota a Podemos”, aunque sinceramente dudo que el Doctor Stockman votara a Podemos, probablemente no votaría. De ese misterio nacieron las versiones fascistas de la obra, supongo.
It sounds very stupid to do a PhD in these conditions.
Dije el otro día en una comida en la quinta planta de la Facultad de Humanidades. Por la ventana, a lo lejos, se veía el trampolín de saltos de esquí en el que este fin de semana está teniendo lugar la competición sin muchos de los saltadores noruegos tras haber sido suspendidos.
I guess the only reason is to explain it as a kind of dream. But it sounds very lame.
Stefan me dijo que no era nada lame y eso me alegró momentáneamente.
nadie saltó nunca tan lejos como Kobayashi el año pasado cuando yo ya estaba en Noruega y se hacía de noche cada vez más tarde y el sol nublaba mi futuro y me compré un bañador que solo usé una vez a veces era feliz tenía insomnio pronto iba a ser aceptada como investigadora en el Centre y a veces añoraba todo o deseaba ser otra
Ahí está al fin el poema, que no habla sobre ningún escándalo.